Psicodélico : Las puertas de la percepción

El escritor Aldous Huxley (1894-1963) fue una pieza clave en el posterior movimiento psicodélico de los años sesenta. Escribió libros legendarios como Un mundo feliz y Contrapunto, y además supo satisfacer la curiosidad de las jóvenes generaciones en su libro Las puertas de la percepción, sobre el que tratara este artículo.

El libro Las puertas de la percepción fue publicado en el año1954, y es una obra de culto entre los seguidores del movimiento psicodélico. Aunque la experiencia psicodélica con la mescalina, sustancia dopante del hongo peyote mexicano, pueda realizarse en grupo, esta experiencia es solitaria e íntima, como lo son las ilusiones, alucinaciones y visiones que genera, nos explica Aldous Huxley en este libro.

Gracias a la dosis exacta de droga podemos ser capaces de sentir aquello que sintieron grandes visionarios como William Blake o Bach.

A la media hora de la ingesta de la droga Aldous Huxley advirtió un baile de luces amarillas. Superficies rojas vibrantes desde nódulos de energía. El cambio (en su experiencia) se producía sobre todo en el universo objetivo, no en el subjetivo de su propio interior.

Al cabo de hora y media percibe lo que viene a llamar la existencia desnuda contemplando unas flores en su escritorio. Una especie de «ser-encia», la calidad del ser platónico en mezcla con el concepto de esencia, lo ideal en Platón hecho materia, hecho esencia. Sintió la vida eterna de esas flores en su transitoriedad. Advirtió en su contemplación de las flores una respiración que iba de una belleza a otra belleza mayor en una especie de Gracia y Transfiguración. Alcanza la visión beatifica, el ser conocimiento, Sat chita anada.

En cuanto a las categorías espaciales parecía como si su mente hubiera dejado de dar importancia a éstas. El lugar y la situación espacial no era lo útil, lo que se fijaba su alma era en la profundidad de significado, intensidad de existencia.

Creía en lo que el filósofo C.D. Broad decía acerca de que el cerebro y la mente humana estaban hechas para eliminar saber, para protegernos de la vasta nube de información y conocimiento que es el mundo en sí, en estado puro. El lenguaje no es la única forma de conocimiento.

Experimentaba la creencia de que todo está en todo, de que el universo entero estaba en cada objeto, lo más parecido a percibir cuanto esté sucediendo en todas partes del universo.

También hace hincapié sobre los colores, se ven más y más puros.

De algún modo las experiencias bajo la mescalina eran «identidad manifestada», y en su expresión solo llegarían a «emblemas».

Su experiencia era seguida de cerca por un investigador, y además se grababan para posteriormente refrescar la memoria a Aldous Huxley sobre su viaje.

En cuanto a las relaciones personales dice A. Huxley que en un momento en que se encontraba junto con conocidos sintió a través de un cuadro cierta pretensión en el ser humano y se dijo así mismo: «¿quién se creen que son?». Obviamente, la experiencia divina y tan ajena a los esquemas normales que manejamos le hicieron sentir eso. Como que todos exageramos nuestro papel en cada una de nuestras novelas. Recuerda al pintor Vermeer y cómo éste guiaba a sus jóvenes modelos a no parecer joviales, a tener una parte de no-mismo. (No-mismo viene ser esa parte de las cosas que no pertenece a sí misma, sino que pertenece a un todo mayor, a una inteligencia libre).

Es posible caer en el quietismo o en una contemplación pasiva dada la características de la droga, sin embargo Aldous Huxley propone no abandonar la oportunidad transcendental que se genera en cada posibilidad de ser caritativo, es decir, aunque los rasgos de la experiencia sean eminentemente contemplativos hay que estar lo suficientemente atentos como para transformarla en una contemplación activa respecto a las posibilidades de las relaciones humanas. Termina por decir en este contexto que en cambio toda forma de contemplación tiene valores éticos que suelen compensarse en sí mismos ya sea una contemplación pasiva que obtiene valores de la abstención o una activa que obtiene valores de la participación.

El viaje de Aldous Huxley fue mayoritariamente externo, en referencia a objetos y entidades externas a su propio cuerpo o pensamiento.

Tras irrelevantes escuchas en el fonógrafo accede a dar un paseo por el jardín invitado por el investigador que estaba con él. Al volver a la primera habitación en la que estuvo, después de ese paseo por el jardín, tuvo un ataque de pánico. El horror en estado puro, un juicio final. Miedo a quedar aplastado por una realidad superior y significante. Típico brote de horror cuando pugna el egotismo típico del hombre y la divinidad pura. Algunas preguntas de su mujer y el investigador trataban de guiarlo a la llamada Luz clara a la que hace referencia El libro Tibetano de los Muertos.

Finalmente supera esta ansiedad y vuelve a reflexionar sobre las flores. Dice que lo verdaderamente difícil de ilustrar es el delicado follaje y no la exaltación de la flor.

Por último el efecto termina.

Así es como relata Aldous Huxley su experiencia psicodélica con la mescalina en este famoso libro «Las puertas de la percepción» que hoy es un texto de culto en ciertos ambitos.

Aldous Huxley hace una serie de críticas sobre el asunto de tomar mescalina u otras drogas alucinógenas, y entiende que esto se dé por la monotonía que invade y enferma la mayor parte de la vida de la persona común y que presente el afán y ansia de transcender como algo apetecible.

Por otra parte critica que gastemos más en tabaco y en alcohol de lo que gastamos en educación y éstas no son precisamente las drogas que el ser humano necesita, ya sea por su costoso proceso de fabricación y por el daño que provocan mayor que el placer que otorgan; se necesitaría una droga potente a dosis bajas y no dañina para conseguir algo que verdaderamente consuele la existencia de nuestra especie.

La mescalina no es esta droga ideal. Para algunos es un auténtico purgatorio y, por otra parte, sus efectos son muy largos. Es posible que los indígenas, que parecen más desprovistos de todo, tengan las espaldas de su filosofía más cubiertas gracias a estas experiencias transcendentales del peyote de lo que cualquier rico blanco puede tener o aspirar.

Sin duda Las puertas de la percepción fue el libro que más inspiró a los jóvenes de la contracultura en la década de los sesenta y tuvo una continuación, el ensayo Cielo e infierno de 1956 y en Moksha se recogen todos los escritos sobre psicodelia del autor entre 1931 y 1963, año en el que muere, el mismo día que el asesinato de Kennedy, el 22 de noviembre.

LA PSICODELIA

MÚSICA PSICODÉLICA

ARTE PSICODÉLICO

DROGAS PSICODÉLICAS

SINESTESIA

PELÍCULAS PSICODÉLICAS

MÁS INFORMACIÓN

Las puertas de la percepción

Albert Hofmann

La experiencia psicodélica

del movimiento psicodélico desde el 01-08-2005

Condiciones y Privacidad

Logotipos

© Copyright 2005 - PSICODELICO.COM